¿En qué consiste un estudio implantológico?
Antes de realizarse el implante sobre el paciente, es necesario llevar a cabo un estudio implantológico.
La finalidad de este es evaluar el estado óseo y de los tejidos blandos para determinar si es necesario llevar a cabo un injerto en el hueso.
Etapas del estudio implantológico
- Historial clínico: además de recibir el historial clínico del paciente, el implantólogo le hará preguntas a este. Se recomienda no ocultar ningún tipo de información ni mucho menos mentir acerca de nuestro historial de enfermedades o de nuestros hábitos. La información que le brindemos al dentista es de carácter estrictamente confidencial.
- Radiografías: las pruebas radiológicas previas al implante tienen la finalidad de dar a conocer el estado interno de la mandíbula y del maxilar en lo que al hueso y al tejido blando se refiere. Si hubiera habido una importante pérdida o retracción ósea, el paciente necesitaría someterse a un injerto de hueso. Toda la información que no se encuentra a la vista o que suele pasar por alto en la exploración inicial, sale a la luz a través de la serie de exámenes radiológicos. Cuando las condiciones de la boca del paciente no son las mejores, será necesario recurrir a las radiografías axiales TAC.
- TAC dental: esta precisa prueba se destaca por ser indolora e increíblemente veloz. Lo único que debe hacer el paciente es colocar su cabeza dentro del equipo de rayos X y, en menos de treinta segundos, se habrán obtenido cientos de imágenes que le servirán al odontólogo para obtener información precisa acerca del estado bucal interno del paciente.
- Estudio fotográfico: se trata de fotografiar el rostro del paciente, así como también el interior de la boca. Las fotos se toman desde diversos ángulos y sirven como diagnóstico y como modo de documentación del tratamiento para los especialistas en cirugía maxilofacial.
- Estudio de moldes: el último estudio implantológico es la toma del molde, la cual se realiza haciendo que el paciente muerda una masilla compuesta de alginato. De esta forma, se obtiene la forma de los dientes y de las encías, para después replicar en yeso lo que se obtuvo en masilla.